Swami Sivananda (1887 –
1963)
La vida de Swami Sivananda es el perfecto ejemplo de servivio
a la humanidad, primero como médico
y después como un renombrado sabio y Jivamukta (el que ha
alcanzado la liberación de esta vida). Servir a todos, mezclarse
con todos y ver a Dios en todos los seres fueron los ideales que
enseño y por los que entregó su vida.
Nacido el 8 de septiembre de 1887, en el seno de una ilustre familia de la
religión Tamil Nadu, en el sur de la India, a pesar
de ser travieso y de tener un gran sentido del humor, desde niño
sintió la inclinación natural por la vida espiritual.
Era cariñoso y generoso, y sentía una devoción
especial por el estudio y la práctica de la filosofía
Vedanta, además de un sentimiento innato de unidad con todo
y con todos. Aunque su familia era ortodoxa, era equilibrado y
abierto, y no tenía prejuicios.
Desde niño, Sivananda se sintió inclinado a servir
a la humanidad. Por este motivo se hizo médico. Durante
muchos años sirvió a los pobres en Malasia. También
edito una revista sobre salud y escribió numerosos artículos
sobre diversos temas relacionados con la salud. Pero en el fondo
sentía que aquello no era suficiente. Por inspiración
divina, este médico del cuerpo y del alma, abandono su carrera
y decidió llevar una vida de renunciación. Regresó a
la India y se pasó un año recorriendo el país,
hasta que se estableció en Rishikesh, en los Himalayas,
en 1924, donde vivió con gran austeridad. Allí encontró a
su gurú, Swami Vishvananda, y fue iniciado en Sannyasa (renuncia
a las ataduras sociales), con el nombre de Swami Sivananda Saraswati.
Durante los siete años siguientes, Swami Sivananda dedicó la
mayor parte de su tiempo a la meditación. Pero nunca olvidó a
los pobres, a los que atendía en una pequeña clínica
que el mismo había establecido. Poco a poco comenzaron a
aparecer los dicípulos. Hacia 1930 Swami Sivananda comenzó a
viajar por la India y Sri Lanka, conmoviendo los corazones y las
almas de miles de personas con su magnetismo espiritual, su sonora
y vibrante voz y su gran poder para la oratoria.
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A cualquier lugrar que iba enseñaba a la gente sankirtan (canto devocional),
les leía textos sagrados y les mostraba cómo hacerse
fuertes y saludables con la práctica de asanas, pranayama
y kriyas. Sobre todo, los animaba para que se esforzaran en su
evolución espiritual.
Durante este tiempo, en Rishikesh comenzó a
congregarse a su alrrededor un numeroso grupo de discípulos.
Con su inmensa generosidad, espíritu de servicio, profunda
devoción y su contagioso sentido del humor, Swami Sivananda
era el perfecto ejemplo para sus estudiantes. En 1932 fundó el
Ashram Sivananda; En 1936 nació la Divine Life Society (
Sociedad de la Vida Divina). La Yoga Vedanta Forest Academy fue
inagurada en 1948, con el fin de difundir el conocimiento espiritual,
la filosofía Vedanta y la práctica del Yoga.
Las enseñazas de Swami Sivananda cristalizó los
dogmas de todas la religiones y fundió todos los tipos de
Yoga en uno: El Yoga de síntesis. Su lema era: “sirve,
ama, da, purifícate, medita y realizate”. Su propia
vida fue un ejemplo de servicio a los demás, de Karma Yoga.
Para Swami Sivananda todo trabajo era sagrado y nunca rechazaba
la oportunidad de servir y ayudar a los demás, ni dejaba
para el día siguiente nada que fuera urgente.
Swami Siavanada fue el autor de más de doscientos
libros, con sus mensajes de amor y servicio. Tiene discípulos
en todo el mundo, pertenecientes a todas las nacionalidades, religiones
y credos. Swami Sivananda entró en Mahasamadhi (abandonó su cuerpo físico) el 14 de julio de 1963.
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